Representa un hito trascendental en la historia de España y, particularmente, de la región de Extremadura. En este día, aproximadamente 80,000 yunteros, trabajadores rurales que carecían de tierras propias, llevaron a cabo una acción sin precedentes al ocupar de forma pacífica numerosas fincas. Esta movilización masiva resultó en la toma de control de alrededor de 250,000 hectáreas de terreno, marcando un punto álgido en la lucha por la justicia social y la reforma agraria en una región históricamente caracterizada por la concentración de la tierra en pocas manos.
Este evento no solo es recordado por la magnitud de la movilización y la extensión de las tierras ocupadas, sino también por el carácter pacífico y organizado de la acción, lo que subraya la determinación y la conciencia de clase de los trabajadores rurales en su búsqueda de derechos y mejores condiciones de vida. La ocupación de fincas del 25 de marzo de 1936 se erige como un símbolo poderoso de la resistencia campesina y la aspiración a una distribución más equitativa de la tierra.
En reconocimiento a la trascendencia de este suceso y al espíritu de lucha y sacrificio de los yunteros, diversas organizaciones políticas, movimientos sociales y colectivos de Extremadura han propuesto el 25 de marzo como el Día de Extremadura. Esta iniciativa busca conmemorar anualmente la valentía y la perseverancia de quienes lucharon por la justicia social y la transformación del modelo agrario en la región.
Es fundamental destacar que la gran rebelión campesina extremeña es un ejemplo paradigmático de cómo la acción colectiva pacífica y organizada puede ser un motor de cambio social y económico. Este acontecimiento histórico sigue siendo un recordatorio vivo de la lucha constante que han protagonizado los trabajadores rurales y otros sectores sociales en Extremadura y en todo el mundo por la dignidad, la justicia y el reconocimiento de sus derechos.
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